
02 Nov Viaje de Rubí a Katmandú. Capitol 3
Relato de Ruben Surià
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¡Hola Croacia!
Bajamos directos desde Bled viendo como se aleja la nieve por el retrovisor, levantamos la cabeza y parece que el sol y el buen tiempo nos recibe en la frontera entre Eslovenia y Croacia.
Llevamos 13 días de viaje, estamos muy contentos del ritmo que llevamos, y los lugares que estamos viendo. Aunque nos obcequemos en viajar cada día mas lejos, hemos de reconocer que “cerca” de casa tenemos verdaderos paraísos y lugares increíbles que ver. Así que si hacéis una visita a este país costero, uno de sus rincones más recomendables en su parte interior, es el Parque Nacional de los Lagos de Plitvice. Con una extensión de unas 30.000 hectáreas y un conjunto de 16 lagos alimentados por el rio Korana. El parque nos ofrece rutas a pie por unas pasarelas de madera que facilitan el recorrido que en poco mas de 3 horas podréis realizar y ver los lugares más destacados del parque.
Parque Nacional de los Lagos de Plitvice.
El paseo es muy agradable y para los frikis de la fotografía (como yo), ofrece unos rincones y unos paisajes preciosos. Nosotros lo visitamos en otoño y es un regalo para la vista, todos eso tonos marrones que tiene el paisaje.
Las aguas cristalinas y las cascadas que hay entre lago y lago hacen de este lugar un sitio ideal para respirar hondo y sentarse en uno de los bancos que hay a lo largo del recorrido.
Como el paseo es muy agradable pero larguito, al final del recorrido decidimos coger una barcaza que te cruza uno de los lagos más grandes del parque y así, nos quitamos de encima un trozo a pie, el paseo en barca no tiene desperdicio.
Tras pasar un par de días por la zona, decidimos ponernos en marcha. Seguimos descendiendo por el país, las carreteras croatas al igual que todas las europeas son perfectas para rodar tranquilos, decidimos coger las carreteras que van perfilando el mar Adriático. Para nosotros esta ha sido la mejor decisión, las carreteras serpenteantes nos deleitan con una serie de curvas interminables y las vistas al mar son increíbles. Te pararías en cada rincón a contemplar desde las alturas como brilla el sol sobre esas aguas cristalinas.
Curva tras curva llegamos a nuestro siguiente alto en el camino, Zadar, esta pequeña ciudad turística nos la encontramos prácticamente desértica al ir fuera de temporada.
Zadar
Una ciudad de estilo veneciano que a parte de sus iglesias y un paseo por la ciudad, tiene poco más, la curiosidad de esta ciudad y el motivo por el cual la visitamos, es su Órgano de Mar.
Una construcción en el paseo marítimo con unas perforaciones que hacen que cuando las olas impactan contra ellas suene como si de un órgano musical se tratase, es agradable sentarse a escuchar la música que crean las olas del mar.
Split
Seguimos devorando carreteras y nos plantamos en Split, ultima ciudad antes de hacer una incursión en Bosnia y Herzegovina. Split, al igual que Zadar, son ciudades muy turísticas, para pasar un par de días como mucho, pasear por sus calles y visitar sus cuatro monumentos.
A parte de que cuando nosotros la visitamos llovió bastante, imaginamos que en otra época del año en la que se pueda disfrutar de sus playas si que merezca la pena pasar más tiempo. Si a eso, le sumamos que cometimos el grandísimo error de coger una habitación económica, que más que una habitación parecía un zulo donde casi tenemos que dejar el equipaje fuera para poder entrar nosotros, no os queráis imaginar lo largas que se hacían las horas mientras fuera llovía y no podíamos salir a pasear…
Estresados del agujero donde nos metimos, cargamos la moto y nos ponemos en marcha dirección a Bosnia y Herzegovina.
Mostar
Teníamos muchas ganas de visitar la ciudad de Mostar ya que habíamos leído mucho sobre la guerra que asoló esta ciudad, punto estratégico donde los francotiradores de las partes implicadas en el conflicto, asediaron y masacraron la población de la ciudad.
Mostar tiene sus cementerios repartidos en lo que antes eran los parques infantiles de la ciudad.
La cuestión es que cuando los familiares de los muertos salían a la calle para honrar la memoria de sus difuntos, los franco tiradores aprovechaban el trayecto al cementerio del pueblo para asesinar, también, a los familiares que lo velaban. La población se vio obligada a aprovechar la oscuridad de la noche y los parques para llevar a cabo el ritual.

En Mostar tuvimos la gran suerte de conocer a un chico bosnio que hablaba un castellano perfecto. Ya que en la época de la guerra fue uno de los niños que España acogió, para apartar a la infancia del conflicto que allí se estaba viviendo y cursó todos sus estudios en nuestro país.
De la guerra que sufrieron no les gusta hablar, aun la tienen muy reciente y es que si lo pensamos realmente finalizó hace cuatro días, concretamente en 1995. En este relato tampoco quiero daros la tabarra con detalles del conflicto que a nosotros nos dejaron de piedra, pero si que os invito a que indaguéis en el tema.
Ya que la historia acontecida en este lugar con los diferentes actores y sus motivos, cada uno el suyo y todos creyendo tener la verdad absoluta, provocó la muerte de miles de personas.
Cuando recorremos las calles, impacta que aun se respire ese hedor a postguerra, los impactos de bala en las fachadas donde a día de hoy vive gente, edificios abandonados y señalizados con carteles de “peligro de derrumbe”, incendiados y de los cuales solo quedan sus esqueletos. Pero esto no desluce la belleza de este lugar, los turistas recorremos sus calles y cruzamos el puente viejo observando el rio Neretva.
Bosnia, invita a quedarse unos días y disfrutar de la naturaleza de sus alrededores ya que nos ofrece unos paisajes brutales a pocos minutos.
Mucho más en mi próximo relato.
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Etapa 2 – Croacia y Bosnia en MOTO!!!
Siguiente capítulo: De nuevo en Croacia.