
08 Dic Viaje de Rubí a Katmandú. Capitol 4
Relato de Rubèn Surià
Índice de contenidos
De nuevo en Croacia.
Tras nuestro paso por Bosnia y Herzegovina, empapados de la historia que recorrió esas tierras que nos parecen lejanas pero que realmente están a la vuelta de la esquina, seguimos nuestro viaje y nos dirigimos nuevamente hacia Croacia.
Hablamos con la propietaria del apartamento donde estábamos alojados y nos recomienda una pequeña carreterita que nos devolvería a territorio croata sin tener que pagar peaje. Cuál fue nuestra sorpresa cuando iniciamos el camino y la carretera por la que pasamos nos lleva por unos parajes en absoluta soledad por la cual no nos cruzamos con prácticamente ningún coche. Por lo visto era una antigua carretera que se usó en la época de los conflictos de la zona para cruzar entre territorios y librar así puntos de control militares.
Sin más demora, entramos nuevamente en Croacia y hacemos noche en Ston, un minúsculo pueblo amurallado, merece la pena parar aquí una noche y dar un paseo, coger altura y observar la magnitud de la muralla que lo rodea y disfrutar de la tranquilidad. Dentro de la población esta prohibida la circulación si no eres residente, así que prepárate para cargar con el equipaje desde el parking hasta tu hotel.
Ya sabíamos que Croacia nos gustaba por las carreteras que bordeaban la costa, pero es que él tramo de Ston con Dubrovnik, siguiente alto en el camino, son sencillamente increíbles.
Hemos podido disfrutarlas con un sol brillante y un día totalmente despejado. Un sinfín de curvas y miradores donde pararte a hacer fotos y recrearte con el paisaje y un asfalto impecable harán que no quieras llegar a tu destino y seguir acelerando y trazando cada curva que se te va presentando. Uno de los grandes placeres que mucha gente no comprende es que, en los viajes se ha de saber disfrutar tanto del destino como del camino, y eso los moteros lo sabemos hacer muy bien.
Dubrovnik
Otra ciudad amurallada, pero esta sí que infinitamente más turística y masificada. Nuestra suerte era la época en la que estábamos, noviembre no es uno de los meses idóneos para visitar la ciudad, ya que uno de sus principales atractivos son las playas y las temperaturas de la fecha acompañan a pasear y no pasar calor pero no a bañarse.
Aquí sufrimos nuestra primera zancadilla en el viaje, y es que todos pensamos en gastroenteritis cuando hablamos de países como Thailandia , India, Vietnam,… pero nadie se imagina que los mejillones de un buen restaurante de la ciudad, especializado en pescados iba a provocar a Mar 3 días de insufrible dolor de estomago e interminables horas en el baño.
Esta será otra lección más sobre tener paciencia, saber parar y ser conscientes de que en este tipo de viajes no se puede llevar un calendario cerrado y hay que dejar margen a la improvisación e imprevistos. Este pequeño alto en el camino nos permite dedicarle tiempo a una parte del viaje que nadie acostumbra a contar, y es a ordenar la inmensa cantidad de fotos y vídeos que vamos haciendo. Esa ingente cantidad de información e imágenes que nos permitirán una vez llegados a casa, revivir la aventura. A parte de eso, los paseos tanto por encima como por debajo de la muralla de la ciudad son imprescindibles y necesarios para amenizar la estancia.
Una vez recuperados de los problemas intestinales y con las pilas bien cargadas nos ponemos en marcha hacia nuestro siguiente país, nuestro siguiente destino Montenegro.

Kotor
Somos consciente de que nuestro paso por este país será breve, a parte de su naturaleza y poca explotación turística que son las cosas que nos llaman mucho la atención y para nosotros su principal atractivo, es la pequeña ciudad de Kotor. La lluvia nos da nuestra dosis de agua durante el trayecto, nos obliga a bajar un poco el ritmo por precaución, lo que menos deseamos es que un asfalto deslizante nos baje a la altura del pavimento y eso nos vuelva a detener.
Un alto en nuestro camino para visitar la encantadora ciudad de los gatos. Acogió este apodo tras la epidemia de peste negra que asoló Europa y diezmó la población del continente entre un 30% y un 60%. Unas de las soluciones por parte de gobernantes y ciudadanos de esta ciudad fue la de extender gran cantidad de gatos por la misma, para que diesen caza a las ratas que andaban a sus anchas por las calles y de esta manera frenar o al menos intentarlo, el numero de roedores ya que ellos eran los principales portadores de la enfermedad.
La lluvia seguía castigándonos durante los días que permanecíamos en la ciudad, pero teníamos que seguir adelante, Albania nos esperaba. No sabíamos mucho de lo que nos encontraríamos tras cruzar nuestra próxima frontera, pocos kilómetros nos separaban de ella así que fuimos a su encuentro.
Albania, que ha pasado?
Las fronteras son frágiles y finas líneas que separan países que un día decidieron formarse por diversos motivos y cada uno tiene el suyo.
Pero, cómo puede ser que esta frontera sea un viaje en el tiempo? Un viaje en el tiempo que ni mucho menos es hacia el futuro, más bien es teletransportarse 60 años atrás, volvemos a los carros tirados por caballos, los coches más modernos son mercedes de hace 30 años y la gente tiene puestos de venta de pescado tirados en el suelo en medio de la carretera…
Albania que ha pasado…?
Mucho más en mi próximo relato.
Perfil en Instagram
Perfil de You Tube
Perfil de Facebook
Video en You Tube:Nos vamos a la India en moto
Siguiente capítulo: https://www.mesmoto.com/viejederubiakatmandu-capitulo5/